Y
 

"Y", personal y libre 

Por Manuel Quinto. 

JULIO - 2013

EL CIERVO. (Revista de pensamiento y cultura)

En estos momentos en que la cultura es abatida por un gobierno contumaz en el menosprecio y la industria del cine va cayendo agobiada por el abusivo aumento del IVA y por el decidido apoyo a las multinacionales americanas y a sus cadenas de distribución y exhibición, todo lo que hagamos por la existencia, permanencia y extensión de un cine hecho con plena libertad personal es, no tan solo una cuestión de justicia sinó una apuesta por la supervivencia. Es la hora de reivindicar a Bela Tarr, a Erice, a jaime Rosales, a Miguel Gomes, repasar a esos clásicos que son Egoyan, Angelopoulos y Lynch, abandonando en el espacio a los superhéroes, castigando sin recreo a los adolescentes gamberros y llevando al asilo eutanásico a los serialkillers domingueros.

En la difusión de este tipo de cine a contracorriente, cine de resistencia, diríamos, se distingue el festival XCENTRIC de Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, en cuya última sesión de abril hemos podido ver el film "Y" de Dionis Escorsa, un autor tortosino que se inició en la pintura, la fotografía y las videoinstalaciones aplicadas tanto a las artes plásticas como a la coreografía y el teatro.

Entre sus cortos experimentales destacaría Teatro de agonía, un tour de force resuelto en un único plano de más de 16 minutos fijo en el retrovisor de un automóvil, Servicio de habitaciones para edificios bombardeados, en el que seguimos la inútil peripecia de un grupo de mujeres que limpian edificios como la embajada china y el ministerio de defensa bombardeados por la OTAN en Belgrado, y La madre perdida, memoria y olvido de una mujer que vivó una guerra y que se desdobla en el espejo y se repite en angustiosos bucles, -el más cruel es el de la interrupción de la actividad con la máquina de coser en demostración de desvarío.

En Y, su primer largometraje -la letra simboliza dos líneas divergentes y se eríge como árbol en las entrañas de la casa destruída-, hallamos varias de las constantes temáticas y estilísticas de Escorsa: las consecuencias de la guerra de Serbia, las ruinas como motor de la memoria a la vez que una cierta propuesta estética, el loop demostrativo de la permanencia y la insistencia, el cuidado en el encuadre, el predominio del plano largo en detrimento del montaje para no manipular la realidad en lo posible y el recurso muy controlado al surrealismo. La película nos describe la vuelta a casa de unas personas en Krajna, enclave serbio en Croacia, diez años después de la guerra que originó la fragmentación yugoeslava. Un hombre borracho que vé el cadáver de un soldado bajar por el río se contrapone a la mujer violada cuyo hijo parece abandonado en el bosque y a los viejos que recooren las ruinas de su casa en la que están visibles los impactos de los obuses. Este hilo conductor permite mezclar lo real con lo onírico, lo vivido con lo imaginado, en una sucesión de imágenes que permiten al espectador tejer su propio tapiz narrativo a partir de sus asociaciones personales.

Tal asociación de guerra y memoria estaba ya presente en el Resnais de Hiroshima mon amour y Muriel. Escorsa considera el conflicto como "caída localizada en la parcialidad", pero no lo analiza, ni busca ordenarlo según cierta coherencia lógica, como afirma Freud que hacemos con el material de nuestros sueños. La propuesta de Escorsa es una afirmación valiente sobre la capacidad que posee el espectador de asumir sensaciones ajenas e integrarlas como propias. De esta forma, el cine proporciona actividad y se constituye en motor creativo más allá de su mera contemplación y respuesta a estímulos inmediatos predeterminados.

"Y" se desarrolla a través de una planificación eficaz, nunca interponiéndose entre lo que se muestra y su asimilación. El encuadre fijo está cuidado de manera que incluso nos remite a la pintura abstracta y, en cuanto alos movimientos de cámara, son desplazamientos de la mirada en busca de un nuevo asentamiento que añada una prespectiva al anterior.

Desde una coyuntura social, en la que cada vez más resulta necesario el combate por un cine que sea mirada y no ensueño, damos la bienvenida a los nuevos creadores y animamos a los que aman el cine a que permanezcan fieles a él y lo vayan a buscar a donde nace con riesgo.